martes, 24 de febrero de 2009

El Mesías de Händel XXXVI


[<—El Mesías de Händel I—]

El bajo, en continuidad con el recitado anterior (Is 60,2s), prosigue, pero ahora con un versículo de la primera parte del libro de Isaías y más concretamente del llamado libro del  Emmanuel (Is 6-12).
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brillo (Is 9,1).
Este versículo y el anterior (Is 8, 23) serán utilizados por S. Mateo (Mt 4,13-16) para hacer patente que el comienzo de la vida pública de Jesús es el cumplimiento de las profecías del AT, que no es por azar, sino que es voluntad de Dios que comience su predicación en Galilea.

Estos dos versículos de Isaías ponen de relieve otra cuestión, la luz es para todos, incluidos los gentiles. Hacia su luz,  y como respuesta a ella, encaminarán su existencia hombres de todos los pueblos. Esta luz es manifestación de Dios, Epifanía para todos los hombres.

Esta universalidad no queda circunscrita a los contemporáneos de Jesús. S. Mateo hace referencia a un hecho muy particular de la historia, en un preciso momento y en un lugar determinado, pero este hecho tiene valor universal. La luz brilla para todos los que vivían, viven y vivirán en la oscuridad del pecado, en la región de las tinieblas de la lejanía de Dios. Todos, por la fe, somos equidistantes a la Gloria del Hijo de Dios.

Pero lo somos de distintas maneras. Aquellos galileos, por la fe, pudieron verla en la carne mortal de su humanidad. A nosotros se nos hace presente en su Cuerpo, pero en el místico, que es la Iglesia y, a quienes participan en la Misa, en su Cuerpo eucarístico; sin perjuicio de otros modos de presencia.

El Hijo de Dios caminaba visible por Galilea y ahora se hace perceptible, de manera muy especial, en el amor mutuo de los miembros de su Cuerpo, que es la Iglesia. Lo mismo que su vida pública comenzó de esa manera, el anuncio primero del Evangelio comienza así. Antes de hablar o hacer cualquier milagro, Jesús se hizo corporal y públicamente presente. Del mismo modo, la acción evangelizadora de la Iglesia comienza, antes de cualquier hecho o palabra, con la presencia místicamente corporal del Señor.

2 comentarios:

MJ dijo...

Si, en una sociedad que se esta volviendo muy fria y muy ciega necesitaremos del Amor para vivir juntos..y parece que lo unico que le importa a la genta sea la crisis economica..

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con lo que escribe en los tres últimos renglones. Él es(tá en) el principio y (en) el fin.