jueves, 3 de diciembre de 2009

El Mesías de Händel LXXVII

Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo (Ap 19,6).
¡El reino del mundo ha pasado a nuestro Señor y a su Cristo y reinará por los siglos de los siglos! (Ap 11,15).
Rey de reyes y Señor de señores (Ap 19,16).
Aleluya.
Como final de la segunda parte, no de todo el oratorio, ante el triunfo final de Cristo, el coro de todos los fieles canta la más conocida pieza de toda la composición, combinando varios versículos del Apocalipsis. Estamos, por tanto, al final de la historia, regida por el Señor resucitado; esta pieza es broche que cierra el mundo presente e invita a la contemplación sonora de las realidades definitivas en el siguiente tramo del oratorio.

En la oración, se suele distinguir entre la petición, la alabanza y la acción de gracias. Sin embargo, con frecuencia estas dos últimas van estrechamente vinculadas y entremezcladas; es difícil distinguir una de otra. Y es que el conocimiento de la grandeza de Dios es ya algo a agradecer y los dones recibidos son manifestación de su grandeza. El agradecimiento es amor desbordado por el beneficio inmerecido recibido. La alabanza, confesión exultante de la grandeza de Dios. Y, en uno y en otro caso, no quedan limitados a un solo orante ni se dirigen solamente a Dios. Agradecemos las gracias por otros recibidas, pues, en comunión de los santos, todos somos beneficiados; nos unimos también a la alabanza de aquél a quien se ha manifestado la grandeza divina. Agradecemos a Dios y, en Él, a todas las criaturas por medio de las cuales nos bendice; alabamos a Dios y, en Él, reconocemos también la grandeza de sus obras. Y ambos, agradecimiento y alabanza, en un clima de gozo y exultación.

Aunque todo tiempo y lugar es oportuno para el agradecimiento y la alabanza, su espacio eminente era el culto en el templo de Jerusalén. Para el nuevo pueblo de Dios, para la Iglesia, lo es la liturgia; pero, por cuanto somos adoradores en espíritu y en verdad, toda ocasión es momento para este culto y para ofrecernos como sacrificio en unión del único sacrificio de Cristo.

Aleluya. Es decir, alabad al Señor. El coro canta esta palabra una y otra vez. No solamente es dar gloria a Dios por sus grandezas, sino que, a la par, es una llamada a unirse al gozo de la alabanza. Los ángeles y los santos que, sin nuestras limitaciones participan de la liturgia celeste, al alabar a Dios, al glorificarlo por esa grandeza suya de la cual han sido hechos partícipes, no solamente encuentran y dilatan su propia plenitud cantando la bondad infinita de la Trinidad, sino que ese canto suyo es también invitación a que en la tierra nos unamos a su alabanza y a ensanchar nuestro deseo de participar eternamente en ella; vehiculada está esa llamada en los sacramentos, en la economía mistérica toda, mas, por eso, en buena medida imperceptible para nuestros sentidos. Pero atracción, por la belleza del canto celeste, para nosotros desde nuestra alma, que se hace sentido deseo que busca forma que le dé cuerpo de perceptibilidad. Así la belleza de la liturgia celeste es fuente de hermosura, de arte y de cultura. Pero también de teología, pues dar concepto es también dar forma al misterio; el teologar verdadero es formoso.

Al final de la historia se oirá ese canto de alabanza sin sombra ninguna. Pero, ¿qué es lo que motiva al coro de nuestro oratorio a alabar a Dios? ¿Por qué canta «aleluya»?

1 comentario:

MJ dijo...

¿qué es lo que motiva al coro de nuestro oratorio a alabar a Dios? ¿Por qué canta "aleluya"?

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Yo creo que no se lo plantean..simplemente lo cantan..en Dios ...
¿un por qué? ¿un motivo? Eso lo buscamos nosotros desde la tierra y ahora ya nos lo están anunciando que desde la tierra también se puede cantar...


Mirando alrededor, con tanta mierda (con perdón) que hay aqui abajo: el pecado, el mal, la infidelidad de los hombres hacia su Creador .uno sólo puede sentir que es necesario que exista una fuerza sobrenatural regeneradora del Bien, pues como si no sería posible que pueda haber algo Blanco aqui abajo??

Y lo hay, yo creo que lo hay...Alabado sea Dios, gracias gracias, ALELUYA!!!!!!